domingo, 8 de mayo de 2011

Capítulo 4: Rollito de primavera



Lucas llega a casa con Paco, Mariano y Silvia, después de haber salido del hospital. Allí le esperan Lola y Sara.
¡¡Bienvenido!!

Sara se lanza a abrazarle y besarle en las mejillas, muy sonriente. Pero su madre la agarra y la empuja hacia atrás.

[...] Mariano y Paco van a ayudar a Lucas a sentarse en el sofá y Sara se acerca también para colaborar.

Sara: Os ayudo, espera.

Paco: No, cariño, no. Vete a casa con mamá. Anda, mejor.
Sara: Pero...

Lola: Sí, sí, sí. Cariño, sí, anda, que nada más que molestamos.

Sarita se queda muy seria y sale con su madre, mirando a Lucas.


Un rato más tarde, Lucas está solo en casa y llega Silvia. Le enseña fotos de cuando eran "felices", para hacerle recordar.

Silvia: Qué curioso, ¿eh? Que sólo recuerdes los momentos felices. O sea, que para tu cabecita, tú y yo somos marido y mujer. Pero bueno, está bien, porque lo que pasó después tampoco merece la pena recordarlo.



Justo aparece Sara en la puerta, contestando a Silvia.

Sara: Bueno, algunas cosas puede que sí merezcan la pena… [Lucas le mira, serio]…Venía por sí necesitabas algo. Pero ya veo que tienes enfermera.

Lucas no dice nada, mirándola. [Mientras, Silvia le sigue pasando fotos.] ¿Te vas acordando de algo?

Lucas: No. No. No, Sarita, estoy en una nebulosa. [Sara se va.]



Lola y Lucas, en casa de él. Lola se fija en una foto que hay en la mesa, de Silvia y Lucas.

Lola: ¿Y esto?

Lucas: Tu hermana, que me está redecorando la casa.

Lola: La patochada de tu amnesia no va a traer nada bueno. Ya le puedes ir diciendo a Silvia que te acuerdas de todo, pobrecita mía.

Lucas: Ya, ¿qué te crees, que a mí me gusta hacer el panoli? Si lo hago es por Paco... Y por Sara.

Lola: Por Sara. Ya. Pues la tengo todo el día en casa como un fantasma, que da pena verla. Y por mucho que finjas que no ha pasado nada, sí que ha pasado. Para empezar, te has enamorado de mi hija… [Lucas la mira, serio.]

Lucas: Sara y yo no vamos a estar juntos, nunca.

En ese momento, casualidades de la vida, Sarita sale de casa y pasa justo por delante de la puerta de casa de Lucas, quedándose ahí parada, escuchando.

Lola: Claro que no vais a estar juntos nunca. Porque si eso pasa, matas a Paco. Y si matas a Paco, te mato yo a ti. ¿Queda claro?

Lucas: Mientras que Sara crea que yo no me acuerdo de nada, Paco me perdonará, y Sara se olvidará de mí. [Sara vuelve a casa, enfadada.]




Por la noche, en la cocina de los Miranda, Paco, Lola y Lucas cenan. Aparece Sarita, muy arreglada.

Sara: ¿Qué tal?

Lola: ¡Guapísima! Paco, ¡pero qué hija tenemos!.. [Lucas no dice nada.]

Paco: Vaya por Dios, dos meses sin salir, y precisamente hoy con el tiempo que hace.

Sara: Que sólo voy a dar una vuelta. Además, me vienen a buscar en coche. Un amigo. [Mira de reojo a Lucas, que se pone más serio, pero sigue callado. Lola se da cuenta.]...¿Un amigo? ¿Qué amigo? Además, que no vas vestida para salir con un amigo.

Lola: Paco, no seas así, hombre, que la niña lleva unos días mustia.

Paco: Vale, sí, sal, y diviértete, pero con moderación, ¿eh? Ah, y otra cosa: di no a las drogas. Y si pasas por al lado de un cajero de estos de condones, pasas de largo.

Sara: Sí, si además ya tengo, de colores y de sabores y de todo.

Paco: Bromitas de esas las justas, ¿vale? [Sarita se ríe y va a dar un beso a su madre, despidiéndose. Después se acerca a Lucas.]… Y otra cosa, a las doce aquí. Como Caperucita.

Sara: Venga, tito, ayúdame a convencerle para que me deje un poquito más.
Sara le habla al oído, mientras el resto permanece incómodo, salvo Sara, que se hace la inocente.

Paco: Venga, deja a tu tío en paz... venga, Sara, a la una y no se hable más. Venga. [Sara da varios besos a Lucas, ante la mirada de sus padres.]… Sara, a la una y media, ¿vale?

Sara: Vale. Bueno... ¡adiós! [Se acerca ahora de una carrerita a su padre, le besa y se marcha.]

Paco: Está mejor la niña, ¿no?

Lucas: Sí, sí, parece que está mejor. [Lucas permanece serio.]



De madrugada, Sara llega a casa, pasando de la hora que la dijeron. Después de la riña con su padre, se queda a solas con Lola.

Lola: Tu padre sólo se preocupa por ti.

Sara: Mi padre se preocupa de amargarme la vida. Y tú peor, montando numeritos de amnesia con Lucas. ¿Pensáis que soy idiota? Ha sido idea de papá, ¿verdad?
Lola: Tu padre no sabe nada.

Sara: ¿...Entonces es cosa de Lucas?... [Lola asiente con la cabeza y Sara se va a su habitación.]

Al día siguiente, en casa de Lucas, Paco hablando con él, se da cuenta de que es mentira lo de la amnesia. Lucas le dice que lo ha hecho por él, para que le perdone. Paco, a cambio, le dice que va a vigilarle y que haga que Sara siga pensando que no recuerda nada. Él acepta.



Por la noche, Lucas está en la entrada de casa, agarrado a la barandilla, para volver a recobrar la movilidad, haciendo ejercicios. Llega Sara, muy arreglada también hoy.

Lucas: ¿No estabas castigada?

Sara: Ya ves.

Lucas: Te lo habrás pasado bien con tu amigo, al menos, ¿no?

Sara: Sí, me gusta mucho. Pero... tiene un poco de prisa conmigo. Dice que sus padres no van a estar en casa este fin de semana. No sé qué hacer... [Lucas la mira en silencio, serio.]

Sara: Tú no te acuerdas pero... antes nos contábamos todos nuestros secretos. Me dabas muchos consejos. ¿No me dices nada? [Lucas resopla, callado.]… No sabes qué decir. Pues tendré que decidirlo yo solita... Pasa por su lado y se dirige hasta su puerta, para entrar ya en casa.

Lucas: ¡Sara! Yo... yo esperaría a que apareciese la persona adecuada... Y si esa persona ya ha aparecido... esperaría a que las cosas fueran un poco más fáciles… [Sara se queda en silencio unos segundos, y acaba hablando, bajito.]
Sara: Ya, pero una no puede estar toda la vida esperando, Lucas...[Y se mete en casa.]