Lola y Silvia observan como una joven de aspecto desaliñado merodea por el bar. Se trata de Kira (Nadia de Santiago), una chica rebelde e independiente que ha pasado la mayor parte de su vida en reformatorios. Ante los movimientos sospechosos de Kira, Silvia se abalanza sobre ella para detenerla. En el forcejeo, la joven se lesiona y Lola, que siente compasión por ella, decide acogerla en su casa a pesar de la oposición de Paco, su marido, y de su hija Sara. La presencia de Kira les traerá bastantes problemas.
Montoya encarga a Paco y sus hombres que resuelvan el caso de una secta dedicada a captar jóvenes. Los agentes deciden montar un operativo en el que Mariano se debe infiltrar en la secta. En la primera reunión a la que asiste, el policía pierde el contacto con sus compañeros cuando es drogado por los otros miembros de la secta. Mariano despierta sin acordarse de nada y convencido de está poseído por el maligno. Para solucionar la obsesión de su amigo, Lucas monta una sesión de exorcismo.
Por último, Povedilla le cuenta a sus compañeros que no está nada convencido de la relación que está iniciando con Rita y se agobia ante el entusiasmo de ésta. Curtis y Kike le aconsejan que la deje lo antes posible pero sin hacerla daño. Todo se desborda cuando la policía escucha una conversación de sus compañeros y deduce que Povedilla quiere abandonarla.